Siglo VIII

Emperador Shōmu

Las preciadas reliquias del emperador Shōmu que se conservan en el Shōsō-in (Pabellón de los tesoros del templo Tōdai-ji), dan fe del esplendor conocido durante el Período Nara (que abarcó casi todo el s. VIII d.C.). Sin embargo, por lo que respecta a la situación política y social bajo el reinado de los correspondientes emperadores, no puede decirse que fueran unos años tranquilos. Las luchas por el poder, simbolizadas por el llamado incidente de Nagaya, la propagación de enfermedades como la viruela (que segó incluso la vida de los hermanos de la emperatriz Kōmyō) o la revuelta de Fujiwara no Hirotsugu en Kyushu, provocaron un período de diez años lleno de constantes cambios bruscos e incidencias. Probablemente todo esto indujo a pensar al emperador Shōmu que sólo el credo budista podía traer la paz, garantizando la estabilidad del gobierno y la felicidad del pueblo, lo cual le llevó a intensificar todavía más su fe.

Rōben
A partir de la rebelión encabezada por Fujiwara no Hirotsugu (año 740), el emperador se ausentó en varias ocasiones de Nara, cambiando la capital a otros lugares. En el año 741, en su residencia de Kuni-kyo dictó el decreto de construcción de templos budistas bajo el sistema conocido como Kokubun-ji. En el año 743, cuando residía en Shigaraki-no-miya, dictó el decreto de construcción de la gran estatua del Buda de Rushana (Vairocana). El sistema de templos Kokubun-ji establecía el propósito de rezar por la paz del país y la prosperidad de la gente tanto a nivel nacional como de cada provincia en particular. Sin embargo, dos años más tarde, con este edicto que decretaba la construcción del Gran Buda, claramente se iba más allá de este objetivo. Cuando el emperador decía que “los beneficios de la paz pueden alcanzar a todos los seres del cielo y la tierra, incluso animales y plantas y por un tiempo duradero”, hacía una clara referencia a los mundos perfectamente armoniosos de los que habla el sutra Avatamsaka, donde no existen los obstáculos.

Así, en año 749, el emperador dejó claro que había encontrado que el sutra Avatamsaka era el texto más importante de la doctrina budista.
En el año 745, tras volver a asentar el gobierno en Heijō (Nara), comenzó la construcción de la estatua del Gran Buda Vairocana en los terrenos del templo Kinshō-ji, que fue el predecesor del actual templo Tōdai-ji. La colosal imagen de bronce fue realizada en ocho fases y llevó más de tres años, hasta que se vio completada en el 749. El Pabellón del Gran Buda se finalizó en el 751 y en el cuarto mes del 752 tuvo lugar la gran ceremonia de consagración de la imagen.

Esta inmensa labor pudo fructificar gracias a los esfuerzos de un gran número de personas, destacando la labor de Rōben (689-773), el primer prior del templo, y del monje Gyōki (668-749), que consiguió canalizar los esfuerzos del pueblo a través de un sistema de donativos.